(Sin embargo, me preocupa que la estamos sobrevalorando)
Lo sé, lo sé. No son palabras propias para alguien que se dicta de ser fanático de algún artista o banda en especial, ya que es normal sentir algún tipo de satisfacción ver que aquellos que admiramos logran conseguir el punto más alto del éxito.
Tal es el caso de Billie Eilish, una artista que comenzó su carrera a los 13 años acompañada de su hermano Finneas O’Connell con la publicación del tema Ocean Eyes y consiguió viralizarse por medio de la plataforma de Soundcloud, para posteriormente crecer como la espuma en los siguientes cinco años.
Es la historia de ensueño para cualquiera que deseé vivir de la música sin lugar a duda, y quien piense lo contrario estará mintiendo.
Con solo un EP y un LP, Billie y Finneas conquistaron la industria de la música, solo basta recordar cómo arrasaron en la última entrega de los Grammys donde ambos se llevaron los premios más importantes de la gala, dejando a millones de fanáticos felices, pero a otros millones más con la duda de “¿por qué?”.
Quise esperar un tiempo para externar algún comentario entre las personas alrededor mío, ya que era evidente que defendería a capa y espada la decisión de tal suceso sin dar una respuesta realmente fundamentada al respecto, pero después de haber pasado un par de meses, me quiero dar la tarea de volver a dicho momento y complementarlo con lo que ha pasado con los hermanos O’Connell desde ese entonces.
Antes de continuar, responderé las preguntas obvias a este punto:
¿Se merecían ganar los premios? Si, ¿fue correcto que ganaran de forma tan dominante sobre el resto? No.
WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO? es sin duda unos de los mejores álbumes pop de los últimos años por el pequeño gran detalle de la propuesta creativa que se presentó:
Un estilo de pop influenciado por Mac Miller, XXXTENTACION, LCD Soundsystem, Carla Morrison, Sabrina Claudio, SZA, Frank Sinatra, Tyler, The Creator, Kanye West, por mencionar unos cuantos.
Una producción minimalista por parte de Finneas que resulta sumamente fresca.
Una voz, que, sin llegar a grandes notas, brilla por el manejo sublime de las notas bajas de Billie (todo aquél que critique precisamente este punto, no debería de hacerlo, cualquiera que se dedique al canto o sepa del tema me respaldará: cantar así y además afinar, es muy complicado).
¡Y todo esto desde su habitación en casa de sus papás!
No debemos de dar por alto ese último punto, los hermanos O’Connell consiguieron el álbum del año sin el apoyo de un enorme equipo que metiera mano en el proyecto, solo bastaron cuatro personas para crearlo: Billie, Finneas, Rob Kinelski (mezcla) y John Greenham (masterización). Esto es el gran mérito del trabajo detrás de este álbum.
Sin embargo, me parece que el éxito les llegó demasiado rápido y me preocupa un poco el nuevo rumbo que pueda llevar todo esto.
¿A qué me refiero con esto? Explico:
Los artistas jóvenes suelen tener una tendencia negativa cuando el éxito les llega de golpe a niveles tan abrumadores. El ejemplo más claro es Justin Bieber quien ha pasado por un ascenso y descenso de forma muy agresiva (aunque afortunadamente parece que ha retomado el rumbo en su regreso con Changes), y ha declarado en más de una ocasión en que quiere cuidar de Billie.
Si bien, pareciera ser una declaración tierna, debemos pensar también que puede contener un trasfondo más denso el cual, por obvias razones, no lo sabremos.
Billie es una gran artista que, en momentos, me parece no se le da el respeto que se le debe de dar, pero ¿al nivel como para opacar a toda la industria de la música en una noche? Recuerdo que incluso ella misma comentó que Arianna Grande debió haber ganado el Álbum del Año, así que me atrevo a decir que no era necesario tal dominio, ya había sido claro que Billie y Finneas eran el highlight del 2019.
Pero volviendo al presente, después de haber lanzado el sencillo No Time to Die para la nueva película de James Bond y de haber tenido que suspender su gira mundial por la pandemia de COVID-19, surgió el rumor de que los hermanos O’Connell habían comenzado a trabajar en lo que sería su nuevo álbum, lo cual entusiasmó a millones como yo. Sin embargo, me hizo surgir la duda de ¿cuál será el nuevo rumbo que tomarán?
Para el multipremiado WWAFAWDWG no existió una antelación el cual los comprometiera a seguir un estilo definido, pero ahora está esa incógnita, ya que estaremos de acuerdo que, si escuchamos una continuación de lo planteado anteriormente, no logrará el mismo impacto.
Es altamente probable que, gracias a la temporada de premios pasada, exista un cambio de rumbo el cual pueda ser de dos formas distintas:
Apostar por el público fiel entregando un sonido más arriesgado y gradualmente irse alejando de los primeros puestos comerciales.
Apostar por llegar a nuevos seguidores mediante un sonido más amigable (similar a lo que es Bad Guy, el cual, si bien no es malo, no suele ser la canción número uno entre los seguidores de Billie) y dejando claro la intención de convertir a Billie en la Reina del Pop de los 20´s.
Obviamente existe un tercera la cual involucra el fracaso y ninguna de las dos pasadas opciones pasen, pero tengo la esperanza que no vaya a ser el caso.
Como conclusión, Billie y Finneas son dos artistas que necesitaba la música actualmente, todos aquellos que simplemente los rechazan no deberían de hacerlo, tengamos en cuenta que apenas inician su carrera y siempre resulta agradable ver surgir nuevos artistas tan prometedores.
Respeto totalmente a aquél considere que están sobrevalorados, porque, hasta cierto punto entiendo la postura, sin embargo, eso me hace cuestionarme constantemente:
¿Los hermanos O’Connell están sobrevalorados o infravalorados?
Tengo como justificar la respuesta para ambas posturas, sin embargo, me limito a no hacerla saber por ahora.
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